International Clash Day in Chile with Juan Guillermo Carrasco, CEO of Red Exodia Chile.

International Clash Day
02/06/2019
Albina Cabrera
photo by Peter Haupt Hillock
 ENGLISH TRANSLATION

What do The Clash and the peoples of Latin America have in common in 1979? The struggle for human rights.

To talk about The Clash is to talk about fighting against power. Strummer's work had no physical or linguistic limits. Nor was it chance, but the consequence of an international context that was crying out for an artistic, social and political breakdown. Neither is the secret admiration of the band for the rhythms of Latin America and it is not news that 40 years ago when London Calling was released in 1979, Latin America lived in some of the worst and darkest moments of its history.

There is a lot to say about this and each country has a particularly painful experience, that's why we celebrate that music unites. Throughout this week, KEXP speaks with different referents, writers, and music journalists from Argentina, Chile, Brazil, Uruguay, Guatemala, and Mexico to give us an opinion and more detailed framework of what happened back in 1979. Today, Juan Guillermo Carrasco takes us to Chile. Carrasco is the CEO of Red Exodia Chile. 

Between disappearances and torture, in the Chilean slums, people recycled the few instruments they had at hand and transformed them into social slogans beforeChile was betrayed by its military forces. Fatal victims, persecution and tear-jerking music for the ultra-conservative sectors, was the pitched battle that had only one survivor: Punk rock.

Between the rise and fall of the dictatorship, a controversial quartet was giving birth to an unprecedented movement until then: Pinochet Boys. Formed in 1984, the natives of southern Chile (from La Union, Valdivia) named their band after the dictator Augusto Pinochet Ugarte, with a reference to the Beastie Boys (something similar happened with the Latin rock group UPA). They put together the backbone of Chilean punk scene with “the Dada”,  “Índice de Desempleo” (Unemployment Index), among others. Pinochet Boys officially appeared as the spearhead of the genre after the publication of its article in the magazine of April 22nd, 1986. This was a statement of the first historical record of Punk Rock in a totalitarian regime. They became an urban myth instantly. Several claims to have been at their presentations -of a total of four, always wearing an official Carabineros (policeman) cap-, as some members of “Fiskales Ad-Hok”, “Los Prisioneros” (The Prisoners) among others.

Roly Urzua, the bassist of the aforementioned Fiskales, confessed in the documentary of his band Malditos in 2004: “ I don’t remember how The Clash came into my life but it was the band that marked me... crazy! I cut my hair, I started wearing piercings. This group fit perfectly between the political idea I believed in and the fantasy of having a rock band. All the above with just 14-years-old, while living the crossfire of a wounded society.

At the end of '84, Augusto Pinochet assigned the human rights abuser of crimes, Francisco Javier Cuadra (later Chilean ambassador to the Vatican), to be the  General Secretary of the Government. With all the power in their hands, they decreed a state of siege to any opposition to the Military Regime, with charges ranging from house arrest, restriction, prohibition, suspension, and extradition. Against all odds, on July 8th, 1986 was published in the sensationalist and popular newspaper of national circulation La Cuarta, the headline that marked in a derogatory way the nascent of a musical style: "Scandalous cluster of punks criollos: even the dog have been painted in green and red."

The headline referred to the subsequent celebration of the last show at Casa Constitución by Pinochet Boys. Almost half of the attendees (which were no more than 40 people) spent the night behind bars: 18 detainees. According to witnesses, it was all due to the noise of an improvised soccer match in the midst of the '86 Mexican world cup rush to the rhythm of The Clash.

Finally, the shockwave reached the ears of the police force and Pinochet Boys had to escape to Argentina. Although the presence of  Los Prisioneros (the Prisoners) was noted, Jorge Gonzáles was the one who took all the influence from The Clash in the compositions of this Sanmiguelina band. To quote a couple of cases, the triple album Sandinista (1980) was what prompted the direct, serious and rebellious sound of the group that is faithfully heard in, for example, 'Brigada de negro' (Black Brigade).

Claudio Narea as for Gonzalez himself, Joe Strummer and company was the birthplace of Los Prisioneros’s identity. This was demonstrated when the band's voice told the Peruvian newspaper El Comercio, that "If I had to choose a favorite group, it would be The Clash or, "The Prisoners would not exist without Elvis nor without The Clash."
 


 
ORIGINAL VERSIÓN EN ESPAÑOL

¿Que tienen en común The Clash y los pueblos de América Latina en 1979? La lucha por los derechos humanos

Hablar de The Clash es hablar de lucha contra el poder. La obra de Strummer no tuvo límites físicos ni idiomáticos. Tampoco fue casualidad sino consecuencia de un contexto internacional que pedía a gritos un quiebre artístico, social y político. Tampoco es novedad la secreta admiración de la banda por los ritmos de América Latina y tampoco es novedad que hace 40 años, cuando en 1979 se editaba London Calling, América Latina vivía de los peores y más oscuros momentos de su historia. 

Hay mucho por decir sobre y cada país tiene una experiencia dolorosa en particular, por eso celebramos que la música une. Hablamos con distintos referentes, escritores y periodistas musicales de Argentina, Chile, Brasil y Guatemala para que nos brinden una opinión y un marco más en detalle de lo que sucedía allá por 1979. CHILE by Juan Guillermo Carrasco, CEO de Red Exodia Chile. 

Entre desapariciones y torturas, los barrios reciclaron los pocos instrumentos que tuvieron a mano y los transformaron en consignas sociales ante un país traicionado por sus fuerzas militares. Víctimas fatales, persecución y música lacrimógena para los sectores ultra conservadores, fue la batalla campal que tuvo a un solo sobreviviente: El punk.

Entre el auge y caída de la dictadura, nace un polémico cuarteto que dio vida a un movimiento sin precedentes hasta ese entonces: Pinochet Boys. Formados en 1984, los originarios del sur de Chile (exactamente de La Unión, Valdivia) bautizaron su nombre por la referencia a Beastie Boys más que por el apellido del dictador Augusto Pinochet Ugarte (algo similar a lo ocurrido con la agrupación de rock latino UPA). Armaron la columna vertebral del punk chileno junto a los Dadá, Índice de Desempleo, entre otros. Pinochet Boys apareció oficialmente como punta de lanza del género tras la publicación de su nota en la revista del 22 de abril de 1986. Así se conformó el primer archivo histórico del estilo en pleno régimen. Se convirtieron explosivamente en mito urbano. Varios dicen haber estado en sus presentaciones –de un total de cuatro, siempre vistiendo gorra oficial de Carabineros-, como algunos miembros de Fiskales Ad-Hok, Los Prisioneros y varios más.

Roly Urzua, bajista de los mencionados Fiskales, confesó en el documental que plasma la historia de su banda ("Malditos", 2004): No me recuerdo cómo entró The Clash en mi vida pero fue la banda que me marcó así… ¡terrible!: me corté el pelo, me puse aritos. Este grupo calzaba perfectamente entre la idea política y la fantasía de la banda de rock. Todo lo anterior con apenas 14 años de edad, mientras vivía el fuego cruzado de una sociedad herida”.

A finales del '84, Augusto Pinochet asigna al encubridor de crímenes sobre DDHH, Francisco Javier Cuadra (posterior embajador de Chile en el Vaticano), como Secretario General de Gobierno. Con el poder en sus manos, decretó estado de sitio a cualquier opositor al Régimen Militar con cargos que iban desde arresto domiciliario, restricción, prohibición, suspensión y expulsión del país. Con todo en contra, un 8 de julio del '86 aparece en el sensacionalista y popular diario de circulación nacional, La Cuarta, el titular que marcó de manera despectiva el naciente estilo musical: “Escandaloso malón de punks criollos: pintaron de verde y rojo hasta el perro”.

El encabezado hizo referencia a la posterior celebración del último show en Casa Constitución de Pinochet Boys. Casi la mitad de la escena (que no eran más de 40 personas) pasaron la noche tras las rejas: 18 detenidos. Según testigos, todo se debió al ruido de un improvisado match de futbol en plena fiebre mundialera de México '86 al ritmo de The Clash.

Finalmente la onda expansiva llegó a oídos de la fuerza policial y Pinochet Boys tuvo que irse hacia la Argentina. Si bien se mencionó la presencia latente de Los Prisioneros, Jorge Gonzáles fue quien dio más empuje al sonido The Clash en las composiciones de la banda sanmiguelina. Por citar un par de casos, el triple álbum "Sandinistas" (1980) fue lo que impulsó el sonido directo, serio y contestatario del conjunto que se oye fielmente en, por ejemplo, 'Brigada de negro'.

Tanto así que para Claudio Narea como para el mismísimo González, Joe Strummer y compañía fue la cuna de la identidad Prisioneros. Lo anterior quedó demostrado cuando la voz de la banda comentó al matutino peruano, El Comercio, que “Si tuviera que elegir un grupo favorito, sería The Clash” o, mayor aún, “Los Prisioneros no existirían sin Elvis y sin The Clash”.
 

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